martes, 30 de junio de 2009

Poeta Emigrante

POETA EMIGRANTE

Yo lloro por mi patria Venezuela,
por sus paisajes y su buena gente;
pues antaño su orgullo fue valiente
mas hoy… es sólo vicio y corruptela.

Yo sufro por mis padres: una esquela
en camposanto y esa mano anuente
que le lleva la flor; amor silente,
cuyas caricias mi conciencia anhela.

Porque soy emigrante retornado
sin raigambre, sin hoy y sin futuro,
un ser a la deriva, anquilosado.

Mi obra, pues, refleja el claroscuro
de mi alma, la urdimbre de un pasado
que despliega sus alas inseguro.

Antonio Pinedo ©



También lloro a Venezuela
pues es mi patria querida,
y la siento desvalida
como barco sin su vela,
perdió el porte de gacela,
abandonada a su suerte
hoy sufre una vida inerte;
sólo salvan su memoria
quienes vivimos la historia
y no aceptamos su muerte.

Angeles Conde ©

sábado, 27 de junio de 2009

Acércate a Mí


ACÉRCATE A MÍ

Ven; acércate a mí, pues tengo mucho frío.
Deja que tu piel busque silenciosa a la mía,
como el sol que acaricia la mar, finado el día,
inundando de rojos brillantes el estío.

Ven; acércate más a mi cuerpo sombrío
para darle calor, sustento y alegría;
como el agua a la flor, en bella alegoría
de la vida creciendo robusta a su albedrío.

Ven aquí, amor mío, pues quiero disfrutarte
como el pájaro al nido o el osezno a su cueva;
porque tú eres fuego, corazón y baluarte.

Con tu risa y mi amor, pasaremos la prueba,
pues en noches inquietas yo pretendo velarte,
y al nacer de otros días, darte la buena nueva.

Antonio Pinedo ©
10/11/08


Yo quisiera acercarme hasta tu piel
para cubrir los poros con mi abrazo;
ofrecerte el calor de un fuerte lazo
y en tu boca, libar la dulce miel.

Sostienes en la palma buen pincel
pues consagras el tinte con su trazo;
embelleces tenaz cada pedazo
mostrándome la vida, cual vergel.

Al ocaso dibujas la hermosura,
obsequias la viveza del albor,
con tus dedos recorres la llanura

exaltando en tus huellas el color,
y tus manos le imprimen la ternura
al contacto sedoso…del amor.

Angeles Conde ©
11/11/08


miércoles, 24 de junio de 2009

Labios Peregrinos



LABIOS PEREGRINOS

Hoy mis labios recorren holgazanes
los senderos de un cuerpo adormecido,
cuya piel es el único vestido
que protege sus valles y volcanes.

Con afán de aventuras, los rufianes
se descuelgan muy quedos por su oído,
y le imprimen, con fuego comedido,
la caricia amorosa de sus planes.

El andar los conduce pillabanes
al encuentro de un seno distraído,
que se enfrenta tenaz al forajido.
Sus esfuerzos, no obstante, son inanes,

pues los labios tan sólo son guardianes
de la lengua, que es ser extrovertido
y se empeña en cumplir, sin un descuido,
el papel de los clásicos donjuanes.

Al final, presumiendo de titanes,
desembarcan ansiosos en el nido
y su beso resulta bienvenido,
pues contagian al cuerpo sus afanes.

Antonio Pinedo (Cole) ©
26/01/09


Hoy tus labios recorren con premura
los senderos ocultos de mi cuerpo,
y mis manos devuelven las caricias,
prolongando el reposo sobre el lecho.

Nuestros seres conocen el lenguaje
silencioso y muy dulce de los besos,
trazados de una forma irregular
cual murmullo de grácil ronroneo.

El fervor desatado por tu lengua
enciende con gran furia los braseros;
nos envuelve la llama de erotismo,
hambrienta y atrevida, sin aliento.

Se abren para ti todas las flores
y se entregan sumisas, sin complejos,
al ofrendar sus mieles en la copa
que escancias tiernamente, entre tus dedos.

Angeles Conde (Phoeby) ©
27/01/09


LABIOS PEREGRINOS (II)

Y mis labios se obstinan en el juego
cuando sienten que el cuerpo, generoso,
se despierta y responde al beso ansioso,
de un amor que es novato y algo ciego.

Confirmando el carácter andariego
de los mismos, con gestos de goloso,
les imprimo voraz un trote brioso,
que los lleva hacia arriba sin sosiego.

Mientras suben, el cuerpo gime un ruego
que se escucha muy débil y nervioso,
a la vez que demuestra ser curioso,
pues intuye que vienen otros luego.

Al reptar por su entorno palaciego,
esgrimiendo argumento muy capcioso,
los truhanes provocan que el sinuoso
organismo, se abrace con apego.

Ya en sus labios, comienzan un trasiego
que por dulce, caliente y perezoso,
humedece a la rosa, que cual foso,
al amante se traga con su fuego.

Antonio Pinedo (Cole) ©
28/01/09


Tus labios…

Se obstinan en besar todos los poros
pues recorren las grutas y los valles;
golosos, peregrinos, y templados
van dejando su huella en mis altares;
le imprimen una dulce melodía
de gemidos, acordes crepitantes
que enardecen con brío los corceles,
e incitan a emerger los manantiales.
Allí beben con plácida locura,
tratando de saciar, infatigables,
su sed, sus inquietudes y al final,
el ansia incomprendida del amante.

Tus labios en perenne movimiento
son pasión, son hoguera, son voraces;
y cabalgan con ímpetu las olas
haciendo de mi flor, su gran baluarte.
Ya en el grato vaivén de las mareas,
se empeñan en besar los muy truhanes,
al rendirse mis pétalos ahítos
como espuma extenuada ante el embate.

Angeles Conde (Phoeby) ©
29/01/09


FIN DEL CAMINO…

Al compás de unas notas primigenias
con el ritmo cansino de timbales,
ambos cuerpos soportan los embates,
que recuerdan las olas y la arena.

La mujer se revuelve y gira, ebria
con destellos que inundan sus pasajes,
y por senos y vientre se reparten
obligando a que el cuerpo se estremezca.

Entre ella y su fuerza surge un nexo
corporal, que se ensalza en muchas coplas,
porque funde razones con el eros.

En el clímax, un río se desborda
enterrando, en el val de sus desvelos,
la semilla que un día le hará sombra.

Antonio Pinedo (Cole) ©
31/01/09


Ante tus besos sucumbo
pues todo en ti es cariño;
bajo tus alas me duermo
y busco en tu piel asilo.
Si sembraste la semilla,
haré de mi vientre un nido
para proteger el árbol
que continuará el camino;
volará sin ataduras
y será báculo e himno.

Mas volverás a mi alcoba
siendo timón y navío,
y harás surco con pasión,
con mi dulzura y tus mimos
en senderos que conoces,
con tus labios peregrinos.

Angeles Conde (Phoeby) ©
02/02/09


Cada vez que tú quieras volveré,
pues la historia feliz que has hilvanado
a partir de mis versos, en buen grado
obedece a tu arte y mi cliché.

Si yo pongo la norma o abecé,
la metáfora brilla a tu costado
y nos lleva en corcel, blanco y alado,
hasta el cielo infinito que soñé.

Tus poemas adornan esta Sala
con colores y aromas naturales,
que repartes con mucha algarabía.

Y al ceñirte en ropajes de gran gala
para aquellos, tus bailes especiales,
nos contagias a todos tu alegría.

Antonio Pinedo (Cole) ©
04/02/09